domingo, 8 de junio de 2014

LA MEDIA COBIJA..

LA MEDIA COBIJA.. Don Roque era ya un anciano cuando murió su esposa. Durante largos años había trabajado con ahínco para sacar adelante a su familia. Su mayor deseo era ver a su hijo convertido en un hombre de bien, respetado por los demás, ya que para lograrlo dedicó su vida y su escasa fortuna. A los setenta años Don Roque se encontraba sin fuerzas, sin esperanzas, solo y lleno de recuerdos. Esperaba que su hijo, brillante profesional, le ofreciera su apoyo y comprensión, pero veía pasar los días sin que este apareciera y decidió por primera vez en su vida pedir un favor a su hijo. Don Roque tocó la puerta de la casa donde vivía su hijo con su familia. -¡Hola papá! ¡Qué milagro que vienes por aquí! -Ya sabes que no me gusta molestarte, pero me siento muy solo, además estoy cansado y viejo. -Pues a nosotros, nos da mucho gusto que vengas a visitarnos, ya sabes que esta es tu casa. -Gracias hijo, sabía que podía contar contigo, pero temía ser un estorbo. -Entonces ¿no te molestaría que me quedara a vivir con ustedes? ¡me siento tan solo! -¿Quedarte a vivir aquí?, sí... claro... pero no sé si estarías a gusto, tu sabes, la casa es chica mi esposa es muy especial... y luego los niños.. -Mira hijo, si te causo muchas molestias olvídalo, no te preocupes por mí, alguien me tenderá la mano. -No padre no es eso, solo que, no se me ocurre dónde podrías dormir. No puedo sacar a nadie de su cuarto, mis hijos no me lo perdonarían, o solo que no te moleste dormir en el patio. -Dormir en el patio está bien. -El hijo de Don Roque llamó a su hijo Luis de doce años. -Dime papá. Mira hijo, tu abuelo se quedará a vivir con nosotros. Tráele una cobija para que se tape en la noche. -Sí con gusto. ¿Y donde va a dormir? -En el patio, no quiere que nos incomodemos por su culpa. Luis subió por la cobija, tomó unas tijeras y la cortó en dos. En ese momento llegó su padre. -¿Qué haces Luis? ¿Por qué cortas la manta de tu abuelo? -Sabes papá, estaba pensando... -¿Pensando en que? -En guardar la mitad de la cobija para cuando tú seas viejo y vayas a vivir a mi casa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario